Junio 27, 2023
Vivir en la nube, la nueva realidad
Computación en la nube
Los pies en el suelo y la información en la nube. Solo que esta nube no está en el cielo, sino sobre la superficie terrestre; localizada en servidores dentro de data centers en California, Sao Paulo, Hong Kong, Israel, Singapur e incluso hay data centers en las profundidades del Océano Pacífico. Este ente cuasi etéreo llamado “la nube” está compuesto por millones de servidores que contienen millones de discos duros distribuidos por todo el planeta.
Los discos duros que dan vida a la nube son gigantes en capacidad, medida en petabytes (1 PB = 106 GB). La capacidad total de la nube es desconocida, pero estimaciones informan que podría almacenar 100 mil millones de petabytes; es decir 100 quintillones de bytes. En términos tangibles, toda la música grabada en formato wav a lo largo de toda la Historia podría ocupar la cantidad estimada de 120 PB; es decir un 0.000012% de la nube.
En esta infoteca descomunal los datos fluyen, se almacenan, se procesan y se comparten de manera increíble. Por poner un ejemplo, un mexicano desde su computadora en Tijuana busca en Google una receta de tacos al pastor. Su solicitud viaja a través de cables submarinos, satélites y data centers hasta llegar a una ubicación específica donde reside la información solicitada. En cuestión de segundos, la receta aparece en su pantalla, gracias a la magia de la nube.
No es ciencia ficción. Utilizamos la nube todos los días. Su uso no solo se limita a buscar información en internet, sino que también permite ejecutar programas. Incluso el famoso Chat GPT se encuentra en la nube. No es necesario instalarlo en un dispositivo específico, basta con tener acceso a internet desde cualquier dispositivo con navegación web. Esto posibilita que múltiples usuarios puedan utilizarlo simultáneamente.
Antes de que existiera la nube, las empresas debían invertir en infraestructuras cada vez más grandes para almacenar la información necesaria para su operación. Debían destinar salas enteras dentro o cerca de sus oficinas para albergar servidores y contratar un equipo de ingenieros para mantenerlos actualizados y supervisar su correcto funcionamiento. Además, los data centers requieren mantener una temperatura precisa, ya que un aumento excesivo puede causar pérdidas de información significativas. Los daños ocasionados por cualquier situación incontrolada eran realmente impactantes.
En cambio, en la nube, una empresa puede tener múltiples copias de seguridad de su información distribuidas en diferentes servidores, incluso en distintos países. WeeCompany utiliza un servidor principal en el este de Estados Unidos y cuenta con respaldos en el oeste de ese mismo país y en Holanda. De esta forma, si ocurriera algún imprevisto en el servidor principal, la empresa puede seguir trabajando indistintamente con alguno de los otros dos sin ninguna intermitencia en los servicios que provee.
Al igual que nadie puede entrar a tus oficinas y llevarse información sin autorización, tampoco pueden acceder a los datos almacenados en la nube sin permiso. Los data centers, verdaderos guardianes de la nube, resguardan y administran la información con sofisticadas medidas de seguridad físicas y digitales que controlan quién y qué puede acceder a ella.
El correo electrónico, tan popular desde la década de 1990 es una muestra muy conocida de lo que es vivir en la nube. Los proveedores de estos servicios permiten a los usuarios almacenar sus correos electrónicos en servidores remotos en lugar de en sus propias computadoras. Aunque el concepto de nube no surge hasta el siglo XXI.
En la década de 2000, varias empresas pioneras lanzaron servicios de computación en la nube para empresas y consumidores. Estos servicios ofrecían almacenamiento escalable, capacidad de procesamiento y aplicaciones basadas en la web que pueden accederse desde cualquier lugar con conexión a Internet.
A medida que la adopción de la nube creció, surgieron diferentes modelos de servicio, como el software como servicio (SaaS), la plataforma como servicio (PaaS) y la infraestructura como servicio (IaaS). Estos modelos permitieron a las empresas y usuarios acceder a aplicaciones y recursos informáticos de manera flexible, sin tener que preocuparse por la administración y mantenimiento de la infraestructura subyacente.
Hoy en día, la computación en la nube se ha convertido en una parte integral de nuestras vidas. La mayoría de las personas utilizan servicios en la nube sin siquiera darse cuenta, como el almacenamiento y la sincronización de archivos, el streaming de música y video, y las aplicaciones web que utilizamos a diario. Las empresas también se benefician enormemente de la nube, ya que les permite escalar rápidamente, reducir costos y acceder a tecnologías avanzadas sin tener que invertir en infraestructura propia.
La historia de la nube es un testimonio asombroso de cómo la tecnología ha evolucionado para permitirnos almacenar, acceder y compartir información de manera más eficiente y conveniente. A medida que avanzamos hacia el futuro, es probable que veamos aún más innovaciones en la nube y cómo esta transforma la forma en que interactuamos con la información y los servicios en línea.
La computación en la nube es verdaderamente increíble. Quizá la nube sea finalmente esa utopía, ese lugar intangible donde la virtualidad se manifiesta y nos permite explorar todo un nuevo mundo de posibilidades informáticas.
Artículos relacionados
Noviembre 29, 2023
Noviembre 15, 2023
Septiembre 21, 2023